jueves, 31 de diciembre de 2015

Utero caliente

Hasta hace un año era completamente idiferente a los niños, si algún candidato político hubiera propuesto crear una cúpula gigante donde encerraran a todos los recién nacidos hasta llegar a edad adulta, bajo un regimen de disciplina militar, hubiera votado por él sin pensarlo 2 veces.

Más que odio a los niños es un odio pasivo hacia los padres que no logran controlarles en lugares públicos.

Este año apareció mi sobrino de 3 años (vivía fuera de la ciudad) e hizo trizas ese repudio, me enseñó a ser muy paciente y a ser fan de esas cosas sin sentido que hacen, llego impaciente a casa de mis papás a ver que cosas nuevas ha aprendido en un lapso de 48 horas, no puedo estar de compras sin pensar en llevarle algo, veo a otros mocosos en el super y los comparo con él, por lo mismo ya no me visualizo tomandolos de sus piecitos y arrojandolos 10 metros hacia una pared con todas mis fuerzas para ver si así se callan, aprendí que hacerlo taquito entre las cobijas es más gratificante que un juguete nuevo, son más astutos de lo que uno imagina, observan y notan todo, son nobles por naturaleza, son el reflejo de quién los educa.


Como se dice coloquialmente, el 2015 fue el año en que se me calentó el útero.

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